Entrenamiento de resistencia y cardiovascular

Los conceptos de entrenamiento de resistencia y entrenamiento cardiovascular se han venido utilizando indiscriminadamente para referirse a un mismo tipo de ejercicio. Sin embargo, el entrenamiento cardiovascular es sólo una parte del entrenamiento de resistencia, ya que en este último interviene también el sistema muscular

El entrenamiento de resistencia está relacionado con la capacidad de resistir la fatiga y mantener una intensidad de ejercicio durante el mayor tiempo posible. Esto hace referencia a la habilidad del corazón, de los pulmones y de los vasos sanguíneos para suministrar oxígeno y nutrientes y de limpiar de ciertos productos resultantes del metabolismo a los tejidos que participan en la actividad. 

Además, la resistencia hace referencia a la capacidad de la musculatura para utilizar el oxígeno y los nutrientes que le llegan o que tiene almacenados y a su capacidad de soportar situaciones de estrés metabólico que le permitan mantener los niveles de tensión muscular requeridos durante el ejercicio. 

Debido a que el concepto entrenamiento de resistencia- puede ser muy amplio y contuso, ya que puede incluir desde una carrera continua de una hora de duración hasta un ejercicio con un componente de mucho mayor, como un test de abdominales en un minuto, en este capítulo vamos a referir nos únicamente a ejercicios de resistencia que impliquen de una manera considerable al sistema cardiovascular, como pueden ser ejercicios continuados de varios minutos de duración, ejercicios o deportes intermitentes (deportes de equipo, tenis, etc.), circuitos con ejercicios que movilicen grandes grupos musculares, y otras actividades de este tipo. 

Desde el ámbito teórico, se tiende siempre a elaborar clasificaciones que permitan explicar conceptos y trabajarlos aisladamente. Sin embargo, en el caso de las cualidades físicas estas clasificaciones, más que ayudar han complicado y distorsionado la realidad del entrenamiento deportivo. 

Por ejemplo, los conceptos de fuerza y resistencia se han venido viendo como capacidades opuestas, mientras que en la mayoría de los casos son complementarias. Incluso en las más puras manifestaciones de fuerza como es 1RM o en las de resistencia, como puede ser un maratón, se requiere un cierto grado de resistencia o de fuerza respectivamente. 

A medida que nos alejamos de los extremos y vamos hacia el centro, donde estarían los deportes intermitentes, circuitos de ejercicios, y muchas otras actividades, vemos que la combinación de estas dos cualidades va tomando más importancia. Lo mismo ocurre con las diversas clasificaciones de resistencia que existen en la literatura. 

Estas clasificaciones pueden ser útiles para aquellas personas que se inician en las ciencias del entrenamiento deportivo, pero pueden confundir al profesional, ya que no se adaptan al funcionamiento fisiológico real del cuerpo humano. Además, no hay una única clasificación, sino que existen diferentes clasificaciones en función del criterio que se considere: 

Todas estas clasificaciones y las posibles combinaciones entre ellas permiten hablar de muchos tipos diferentes de resistencia, pero bajo nuestro punto de vista no ayudan al profesional, en este caso al entrenador personal, a planificar las sesiones de entrenamiento con su cliente. 

Consideramos más adecuado planificar el entrenamiento de la resistencia basándonos en el tipo de adaptaciones que se deseen conseguir, pudiéndose dividir estas adaptaciones en:  Adaptaciones a nivel cardiovascular o central. Adaptaciones a nivel muscular o periférico. 

Este método de trabajo permite que el entrenador diseñe cada una de las sesiones en función del objetivo que pretende conseguir y refleja mejor la manera en la que el organismo de nuestro cliente se va a adaptar al ejercicio. Como veremos más adelante, los procesos de adaptación y el tipo de ejercicio que se requiere para conseguir estas adaptaciones pueden ser muy diferentes.